Alaba y glorifica.
«Un día, después de haber estado yo enfermo por semanas, llegando casi hasta el desaliento total, mi madre, una gran cristiana, me escuchó cuando oraba diciendo:
-Amado Señor, si Tú quieres aliviarme y emplearme nuevamente, que se haga tu voluntad, y si no, que se cumpla tu voluntad de todos modos.
-Nels- me reprendió ella-, esa no es la manera de orar. Dale gracias, alábalo, agradécele y glorifícalo.
Así lo hice y entonces comprendí lo que significaba la adoración. La voluntad de Dios quiere siempre lo mejor, suceda lo que suceda, venga lo que viniera. A Él debemos darle gracias y alabarlo».
Aunque a veces no entendemos por qué tenemos que pasar por enfermedades dolorosas, o por pruebas tan duras que muchas veces turban nuestra mente, sí debe estar claro que el Señor siempre está en control de nuestras vidas, y «Él nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier angustia, con la consolación con que nosotros somos consolados de Dios».
Les aconsejo a todos mis amigos del «Rincón» que nos unamos, y hagamos el propósito de alabar a nuestro Creador aun en medio del dolor. Que le glorifiquemos en la prueba más dura, porque Él toma contentamiento en la alabanza sincera.
Por experiencia propia les digo, que cuando alabamos su nombre, el dolor se hace soportable. El gigante que vemos tan grande enfrente de nosotros, se achica ante nuestros ojos, cuando le damos gracia, le exaltamos y le glorificamos de corazón.
Gracias Milquita,
Hoy precisamente estaba yo realizando mi trabajo y de pronto sentí una necesidad de glorificar a Dios y lo hice y comenzó aligerarse mí carga y me sentí con entusiasmo a pesar del cansancio Y de mis dolores, esta bello lo que has puesto del alma y el corazón.
Que Dios te siga usando.
Te quiero