Se nos termina el año… en solamente dos días entraremos a un nuevo año y despediremos este que ya se va. Como dijo el compositor “Un año más se va, el otro viene ya, ¿qué dichas, qué penas nos traerá?” y la verdad, si en realidad lo miramos así, puede que la preocupación producida por la incertidumbre de desconocer lo que hay por delante, apague la alegría que debe proporcionarnos esta oportunidad de comenzar un nuevo año.
Pero no debe ser así para nosotros, somos hijos del Rey, y aunque no conocemos el futuro, estamos en las manos del Dueño del tiempo, que todo lo sabe, y más aun, nos ama.
Y si volvemos la mirada, podemos comprobar que así es. Pues en medio de las batallas, dificultades y luchas del año que termina, le vemos a Él como poderoso gigante, guardándonos, dándonos valor, fuerza, perseverancia y fe para enfrentarlo todo y continuar. Y en otras ocasiones podemos ver sus brazos rodeándonos con amor y levantándonos del hoyo para poner nuestros pies sobre la roca de salud y que volvamos a estar firmes. Demos una mirada en reprospecto y comprobemos una vez más que las experiencias vividas y de las que hemos salido quizás un poco maltrechos, pero vencedores, ha sido Su gracia la que nos ha cubierto para darnos la fuerza y alcanzar la victoria. Cada lágrima derramada no ha caído en tierra, ni ha sido olvidada, están guardadas en Su redoma y Su consuelo como manto tibio y suave, nos ha cubierto mientras sanaba nuestras heridas…
Sí, ha sido un año difícil para muchos de nosotros… Largo, áspero y lleno de retos en ocasiones imposibles de vencer, pero la mano de Jehová nos sostuvo y en Su nombre, lo imposible fue posible, y lo áspero se hizo liso, y lo largo se convirtió en un canto victorioso porque Él estuvo allí todo el tiempo, sin dejarnos. En lo más duro de la jornada, cuando más candente el sol de la tribulación, nos cubrió Su amor y Su misericordia refrescó nuestro cuerpo ardiente y alivió nuestros pies cansados.Hasta despidiendo hasta la Eternidad a alguno de nuestros amados, tuvimos el consuelo de Dios al recordarnos que nos volveremos a reunir con ellos en un lugar mejor.
Por eso no tiene que preocuparnos lo que está por delante, pues en nuestro futuro está Dios y con Él, todas las cosas son posibles. Y por Él somos, y existimos y nos movemos y en todas las cosas somos más que vencedores, por aquel que nos amó primero. A Él y sólo a Él, sea Gloria, Honra y Alabanza por todos los siglos, amén.
Que tu boca de hincha de alabanzas, tu corazón salte rebosando gratitud y tu alma se desborde llena de fe y esperanza, porque el nuevo año que se aproxima y ya se nos echa encima, será glorioso, lleno de bendición y totalmente victorioso con Jesús. ¡Amén!
¡Feliz Año Nuevo!
Te desea,
Judith
Gracias querida Judith, que hermoso escrito, cuántas bondades recibida de la mano de Dios nos mencionas, mi corazón también rebosa de gratitud hacia Él, Dios siempre es bueno y como estuvo el año pasado a nuestro lado, este año sera igual, porque el permanece fiel
Besitos