-Por Caridad Krueger
Saludos a todos los amigos del Rincón, es increíble que ya estamos en el último mes del año 2013, le damos gracias a Dios porque Su mano de bondad estuvo con nosotros durante el transcurso de este año. También este mes se celebran las fiestas de Navidad y Año Nuevo, estas festividades traen alegría para todos, en especial para los niños que las disfrutan tanto, y aprovecho para desearles a todos muchas felicidades, que Dios permita que el año 2014 nos traiga paz, salud, y que podamos estar siempre en la dulce compañía de Jesús.
Aunque estas festividades son de gran alegría y calor humano, muchas veces todos gastamos más de lo usual, algunos adquieren deudas que luego toma tiempo en pagarse. Es muy bueno regalar y recibir regalos, pero no nos olvidemos de Jesús y de La Iglesia, que en estas fechas, a veces no reciben la ayuda monetaria que es tan importante, pero por favor no olvidemos a nuestros Misioneros, aquellos que lo dejaron todo para ir a otros lugares para llevar Las Buenas Nuevas, a este mundo que cada día se aleja más de Dios.
Quiero compartir con Ustedes una historia triste. El pasado mes de Julio, recibí una carta de mi amiga Beverly, ella fué misionera de la Iglesia Adventista. Luego su hija Valerie, siguió sus pasos y hace unos dos años se fue con su esposo a Pakistán.
Como Ustedes saben, en los países musulmanes, se prohíbe hablarles del Evangelio a los ciudadanos, dan permiso a muchas iglesias a establecerse, pues son lugares muy pobres y los misioneros, algunos tienen clínicas, y alimentos. No sé mucho de esas misiones, pero sé que no se puede predicar a los nativos, mi hijo Miguel, estuvo en la operación "Desert Storm", cuando estaba en la Fuerza Aérea, y sus amigos destacados en Arabia Saudita le contaban, que no se les permite celebrar Navidad aunque estén en bases americanas, pues ellos, la fuerza Aérea tiene que respetar las leyes del país en que se encuentren, así es que las muchachas cuando recibían postales de Navidad recortaban la foto del arbolito y el nacimiento y a escondidas en las barracas celebraban la Navidad.
Bueno, mi amiga Beverly me contaba en su carta que una noche llegó una turba de musulmanes a la comunidad cristiana, que se encuentra en un lugar cerca de Badami Bagh, en el centro de Lahore, en Pakistán donde se encuentra su hija de misionera. A esa pequeña comunidad le llaman San José, está compuesta por una pequeña clínica, tiendas de alimentos y dos Iglesias una Católica y la otra Adventista. Bueno amigos, esa noche fatídica quemaron las dos Iglesias, la clínica y las tiendas. Dios libró a sus siervos, pues no sufrieron daños personales.
El ataque fue en represalia porque un joven de 20 años de edad, aunque no se había bautizado, había recibido a Jesús como Su Salvador. Se llevaron al joven preso y hasta el día de hoy no se sabe qué pasó con él. En esos países convertirse a cualquier religión es una ofensa grave en contra de Mahoma. Tanto la Iglesia Católica como la Adventista protestaron al presidente Asif Ali Zardari y este les prometió que hablaría con el Primer Ministro para castigar a los culpables, pero hasta ahora no han hecho nada. A mí me dio tanta tristeza, no solo porque conozco a Valerie, sino por que estos misioneros se sacrifican para llevarles el amor de Cristo a un pueblo ignorante y sufrido.
También escuché ayer en la radio, que en África unos rebeldes musulmanes atacaron a una comunidad cristiana. Amigos, estos casos casi nunca se divulgan a través de los medios de comunicaciones, pues ellos están solo interesados en las noticias seculares, es más, el gobierno sabe que en muchos países del bloque comunista se persiguen y ponen en cautiverio a los cristianos y no levantan un dedo para ayudarlos. En Israel, los judíos que se convierten son hasta amenazados de muerte por la secta Ultra-Ortodoxa, que como tienen la mayoría en el Parlamento, pues siempre se salen con la suya. Amigos estamos viviendo en los últimos tiempos, nosotros los cristianos tenemos que ayudar a nuestros misioneros, orar mucho por ellos, para que Dios los cuide y les dé fortaleza.
Nosotros los que por causas ajenas a nuestra voluntad no podemos viajar a llevar la Palabra a este mundo que está perdido, sí podemos ayudar desde nuestro hogar. Podemos, con la ayuda de Dios, tomar parte activa en las misiones, para nosotros es mucho más fácil, pues no tenemos que viajar a otros países, ni tenemos que aprender idiomas extraños. Recuerdo que un día el Superintendente Moracén, dijo que tuvo que aprender "Creole" el dialecto que se habla en Haití, me imagino que debe haber sido difícil para él, pero lo logró. Otra cosa amigos, no tenemos que pasar por las adversidades que estos siervos de Dios sufren cada día, cumpliendo el Mandamiento que Cristo nos dio "Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura. El que creyere será salvo; mas el que no creyere, será condenado”. (Mar.16: 15-16)
Yo tengo varias ideas para ayudar a los misioneros, primero orar mucho por ellos y por aquellos que les persiguen, pues por ejemplo, a los musulmanes los pobrecitos, no les permiten hablar con los cristianos, ¿Cómo van a aprender de Jesús, si no los dejan oír de El? Qué pena me da con ellos. Voy a escribir a la Oficina Central para averiguar las direcciones especialmente de las nuevas obras en América Latina, para mandarles un paquetito pequeño, con artículos de necesidad como jabón, talco, que aunque sé que en esos lugares hay de todo, pero ¡es tan agradable recibir un regalito! Dejarles saber que los amamos y que los apoyamos. Tal vez una postal, especialmente en esta época que estos valientes se encuentran lejos de sus familiares. En mi hogar todos los viernes a la hora de la cena cuando recibimos el Sábado, ponemos en una alcancía todas las monedas sueltas que tenemos las mujeres en las carteras y los caballeros en el bolsillo, no importa si es solo u n centavo, lo depositamos en la alcancía durante todo el año y el último viernes de diciembre, abrimos la alcancía y lo que haya en ella, se lo donamos a alguien que lo necesite, pues amigos, siempre hay manera de ahorrar para la causa del Señor.
Aquí quiero compartir con Ustedes un pequeño cuentecito y se lo dedico con todo mi amor y respeto a todos los Misioneros.
Cuenta la leyenda que una vez, una serpiente comenzó a perseguir a una luciérnaga, esta, huía lo más rápido que podía, pero por mucho que intentara no podía dejar a la serpiente atrás. Después de varios días, la luciérnaga, ya cansada, le dijo a la serpiente:
-¿Te puedo hacer tres preguntas? La serpiente le contestó:
-No acostumbro a hacerle favores a nadie, pero como te voy a devorar me puedes preguntar. La luciérnaga le dijo:
-Dime si pertenezco a tu cadena de alimentación.
– No, -contestó la serpiente.
– ¿Te hice algún mal?
– No
– Entonces, ¿por qué quieres acabar conmigo? A lo que la serpiente le respondió:
– Porque no soporto verte brillar.
Muchas veces nos preguntamos, por qué nos sucede esto o aquello, si solo queremos ayudar. Cuando esto te suceda amigo misionero, no dejes de brillar, recuerda que el Señor nos dijo: "Vosotros sois la luz del mundo" y recuerda también el precioso himno que dice: "Brilla en el sitio donde estés."
Felicidades a todos, y que Dios les bendiga.
Querida Caridad no sabes cuánto has tocado mi corazón en esta mañana, porque aunque sabemos de cuanto sufren los que llevan el evangelio, a veces los olvidamos, y orar por estos misioneros sacrificado es una necesidad, ya comienzo a orar desde este momento. Y en verdad desde que supe de tu alcancía lo encontré que es una linda forma de ayudar, tu le mandaste el cheque a mis hijos Isaac y Stacy a New Jercy que es donde ellos están de pastores, y estamos muy agradecidos por esa obra de amor, ese cuentecito es una tremenda verdad, gracias por este hermosísimo escrito y por el llamado que nos haces apoyar a nuestros misioneros.
Te quiero, recibe un fuerte abrazo.