¡Qué difícil puede ser la vida a veces! En ocasiones es tanto el dolor y la preocupación que embarga el alma, mente y corazón, que se pierde de vista la belleza de todo lo demás que te rodea. Se apaga la alegría, ahogada por la angustia de lo que tienes que enfrentar. Se opaca el brillo de la mirada por las lágrimas contenidas o a veces con las que no puedes contener. Te agobia lo imposible de lo que tienes que aceptar y te carcome los huesos la indiferencia de los que pensabas que te amaban, el vacío que sientes es tan profundo, tan hondo, que te da la impresión que nunca vas a salir de ahí, y sin embargo tampoco llegas a tocar fondo. No entiendes cómo ha llegado todo a estar como está, y no puedes evitar la sensación de abandono y soledad, de inmensa tristeza que ninguno nota, pero que te está royendo poco a poco las entrañas… ¡Como se goza nuestro enemigo al vernos reducidos a esa aparentemente irremediable situación!
¿Será que nuestro Padre celestial nos ha dejado de su mano y ya no estamos en su memoria? Es en momentos como estos cuando podemos comprender algo de la angustia que enfrentó Jesús en el huerto de Getsemaní… De sus palabras llenas de angustia colgado de la cruz: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” ¡Amado Salvador y Redentor de nuestras almas, te alabo!
Me gustan y quisiera poder hacerlas mías, como un lema para usar a diario, que me sirva de escudo protector contra las debilidades y dudas que me atacan, las palabras del amado apóstol Pablo: “Estando atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperamos; perseguidos, mas no desamparados; abatidos mas no perecemos…” y su seguridad al contar lo que había recibido de Dios que le dijo: “Bástate mi gracia, porque mi potencia en la flaqueza se perfecciona. Por tanto, de buena me gloriaré más bien en mis flaquezas, porque habite en mí la potencia de Cristo. Por lo cual me gozo en las flaquezas, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias…” ¡Cuánto anhelo parecerme a este varón de Dios! Había encontrado el verdadero balance emocional y espiritual, y podía por lo tanto, gozarse en la peor de las situaciones.
Y gozarse como el apóstol Pablo equivale a decir que estás agradecido por todo y en todo. Él mismo aconsejó en diferentes oportunidades a los hermanos de aquella época, a ser agradecidos, y a dar gracias en todo. Pues ese mismo consejo llega hasta nosotros a través de las edades para recordarnos que cuando somos agradecidos, alcanzamos la verdadera plenitud de un creyente convencido y convertido, que nunca pone en duda el amor y el poder de su Padre celestial, sin importar las circunstancias, o acaso por causa de las circunstancias, porque cuando todo está en calma y nos va bien, es fácil mostrar gratitud. Pero es en medio de la tribulación y el dolor, de la angustia y la tristeza, cuando se sabe realmente cuánta gratitud hay en un alma, y si en verdad se enfoca hacia lo positivo que ha recibido, por poco que aparentemente sea, o si se concentra en lo malo que está atravesando.
Hoy es un día muy especial y señalado para dar gracias a Dios . Independientemente de tu situación actual y de tu problema vigente, has sido bendecido con la vida y muchas, muchas otras bendiciones más, que tal vez por haberlas tenido siempre, consideras que tienes derecho a ellas, pero que en realidad son, regalos especiales que recibes de Dios continuamente. Haz un alto en tu vida, toma algún tiempo de tu afán diario, para detenerte y pensar en todo lo recibido, y sé que sin lugar a dudas, tu pecho de henchirá de una gratitud profunda y sentirás una necesidad inmensa de dar gracias a Dios por el mucho amor con que te ama y por todo lo que te da.
No olvides que para el resto de la humanidad es señal de buena educación, muy fino y cortés ,mostrar agradecimiento, pero para el creyente es mucho más que esto, es un deber ineludible ese de dar gracias.
Querida tia Luly, ¡qué manera de estar de acuerdo contigo en todo lo que dices!! Propongo que escribas más a menudo porque tus palabras me hacen mucho bien 🙂
Te quiero amiguita, espero que hayas pasado un día de gracias muy bendecido.
Besitos