No es fácil llevarse bien con todos los que nos rodean. Pues venimos de diferentes raíces, por lo tanto no tenemos las mismas costumbres, no comemos los mismos alimentos. Pertenecemos a razas distintas, etc. Son muchas las excusas que tenemos para justificar nuestras malas acciones, tratando de explicar por qué no nos llevamos bien con alguna persona. Pero por más excusa que busquemos, creo que somos así por nuestra naturaleza caída, pues esta carne está enferma, y llena de defectos. Nos es mucho más fácil despreciar, que demostrar nuestro amor.
No sé si los que están leyendo en este momento este escrito, han sentido alguna vez el desprecio de alguno de los que viven a su alrededor. O hasta quizás de su propia familia. Puedo decirles sin temor a equivocarme, que es algo sumamente doloroso. No sólo para la persona que recibe el desprecio, sino también para el que lo da, pues creo que nadie puede dormir tranquilo cuando hace sentir mal a otra persona.
Los que hemos conocido a Dios, y queremos ser llamados hijos de Él, tenemos que ser diferentes, meditemos seriamente en estas cosas, y roguemos a Dios que nos enseñe, a ser mejores cristianos. “No pidamos a Dios que gobierne nuestra vida y al mundo a fuerza de milagros; pidámosle más bien el milagro de amar y veremos que nuestro amor, que es el de Dios, transformará al mundo”.
No desprecies… Ama a todos por igual, pues el Señor Jesucristo derramó su sangre preciosa en la cruz del calvario para darnos salvación y vida eterna a toda la humanidad. No importando de que nacionalidad o de que raza, pues delante de Dios todos somos iguales.
No desprecies… Ama, tu no sabes los planes de Dios para tu vida. Puede ser que esa persona, que tú sientes que te molesta y que no puedes amar, está ahí enviada por Dios para probarte. Recuerda que se nos ha mandado a amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. “Porque el que no ama a su hermano al cuan ha visto, ¿Cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? “Demostremos nuestro amor a Dios, compartiendo su amor con los demás”.
milca que belleza, hasta ahora no he sentido el desprecio de nadie y Dios quiera que nunca se haya sentido alguien asi de mi parte, que triste, pero es una belleza lo que has escrito, Dios nos ayude a amar a todos por igual, que es lo que cuesta, al menos a mi, besos y bendiciones!