Apenas una Corte…

Hoy estuve varias horas junto a unos padres apoyándolos como pastor, al estar en una corte esperando la vista de su hijo. Era impresionante observar como ante la presencia del juez Michael S. Williams, todos guardaban silencio. Vi jovencitos, ancianos, mujeres de cualquier edad, personas que estuvieron sentadas junto a mí y fueron llamados al estrado, que terminaban minutos después atados a esposas y cadenas conducidos a una habitación de donde no se regresaba…

Los vi bien vestidos, extravagantes, con peinados exóticos… pero más que todo, me llamó la atención un hombre mayor, que pasó junto a su abogado y movía sus manos frente al tribunal gesticulando al compás de sus palabras. Había salido de la cárcel recientemente, pero de nuevo había delinquido. El juez al dictar sentencia le dijo: Buena suerte…

Iniciaría nuevamente otro periplo por el lugar donde las noches son más tristes y los días más largos…

Miré chicas y chicos a quienes el mundo se les eclipsó y que purgaran por años las deudas con la sociedad…Y pensé en Dios, en sus principios al alcance de todos, pero que son obviados y la generación del presente continúa en el camino del mal. Aquella era tan solo una sala entre tantas de un majestuoso edificio que llenas de transgresores de la ley, buscan con sus abogados amainar los dictámenes del ejecutor de la ley.
Era sólo una mañana en una corte, y vi más de cuarenta seres humanos pendientes de la palabra de un juez, para bien o para mal. Y pensé en la eternidad, en aquel día donde el abogado de hoy, ya no lo será pues las edades habrán terminado y la humanidad se presentará ante el Juez sin igual. Al salir mientras conducía hacia la casa pastoral, iba triste pensando en lo vivido, pero di gracias al Padre porque me regaló con la fe en Jesús la seguridad de poder escuchar en el día de Dios: Ven buen siervo y fiel… Esa es mi fe, es mi esperanza…

Dr. Sergio González

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