Basta solamente con escuchar los medios de comunicación para darse cuenta de la grande confusión que tiene convulsionado a este mundo, y particularmente en cuestiones de religión. Como Satanás sabe que le queda poco tiempo, arrecia sus ataques y aprovecha esta confusión para llevar las almas hacia la perdición, usando sus agentes: los incrédulos y perversos que, a cualquier costo, arrastran a los que se muestran indiferentes al llamado de Dios, quien con amor les dice una vez más: “Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo” Efesios 5:14
Es tan grande la confusión religiosa, que es difícil para el que no tiene visión espiritual, distinguir la verdadera, por no estar bien relacionado con las Sagradas Escrituras, y por no dedicar tiempo para escudriñarlas, en consagración, a solas con Dios, orando con constancia y pidiendo sabiduría para comprenderla.
El creyente verdadero tiene frutos. Cristo dijo: “Por sus frutos los conoceréis. ¿Cógense uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol lleva buenos frutos; mas el árbol maleado lleva malos frutos” Mateo 7:16,17. Frutos de amor, fe, poder y plena confianza en Dios, quien “está más presto a dar que nosotros a recibir”.
Para que todos vean cuál es el camino verdadero, en santificación: la iglesia de Dios tiene que ser una Biblia abierta, leída y practicada pos los fieles, para que todo hombre sincero que procure la salvación, note en ella el sabor de Dios. En pureza: la iglesia de Dios, ha de rechazar toda contaminación o apariencia de pecado. En humildad: ha de llevar el mensaje de salvación, demostrando amor por las almas, con desprendimiento y desinterés material. Esa iglesia, es la continuación de la iglesia primitiva que estaba llena de virtudes y la gracia de Dios, era en todos los que la componían.
Si usted cree en Dios de todo corazón, no de labios solamente, sino que está dispuesto a agradar a Dios para recibir sus manifestaciones, si tiene esa santa vocación, comprenderá bien lo que el Señor demanda de los fieles y no será confundido, pues el Señor ha prometido guiarnos a toda verdad y a toda justicia, y Él cumple Sus promesas.
Sin lugar a dudas, esa senda es estrecha, pero conduce a la salvación. No es suficiente con glorificar a Dios y decir, yo creo. Si no hacer Su voluntad para que Él extienda Su mano y nos sostenga en el día malo que ha de venir para probar a cada uno de los moradores de la tierra.
Si amas a Dios, si quieres en verdad agradarle, y anhelas vivir con Él por la eternidad, no te confundas escuchando otras voces, ni buscando otras sendas. Cristo es el Camino, la Verdad y la Vida y Él mismo dijo: “Nadie viene al Padre, si no es por mí’ Únicamente así, serás librado de la confusión, y vivirás con Dios.
Ap.Florentino Almeida