Sé ejemplo

                    

El apóstol Pablo le dice al joven Timoteo: “Sé ejemplo de los fieles en palabras, en conversación, en amor, en espíritu, en fe, en limpieza”.  Alguien dijo: “La palabra convence, pero el ejemplo arrastra”.  Nuestro ejemplo refleja nuestra manera de vida, nuestra conducta y modo de actuar.  Se puede medir la grandeza de alma de un hombre de bien por su ejemplo.  No somos responsables de muchas cosas que nos pasan, pero sí lo somos del ejemplo que damos frente a cada situación.

 

No estoy haciendo un llamado a alguna virtud humana.  Hago un llamado a las manifestaciones del don de la gracia por la fe en Jesús, que alcanza a todo el que cree en Él como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, y que por su Espíritu transforma la naturaleza pecadora del hombre regenerado y la eleva por encima de la mayor de las virtudes.

 

Que nuestro ejemplo sea el que evidencie que hemos nacido de nuevo, que tenemos nuevos deseos, porque nuestras prioridades están en la “sustancia de las cosas que se esperan y en la demostración de las cosas que no se ven”.  Que podamos impactar al mundo con nuestras palabras, nuestra conducta, en la manifestación del amor de Dios en nosotros, en la pureza y santidad dignas de un nuevo nacimiento.  Esos hombres y mujeres son los que necesita el mundo, y el Espíritu de Dios se encargará de convencer a los escogidos, de otra manera habría necesidad de hacer que las piedras hablen. Los planes de Dios jamás serán frustrados porque siempre ha habido y habrá aquellos que no doblan sus rodillas a Baal.

 

Oí un bello himno que habla de la mujer pecadora, y en mi mente apareció la escena de aquella mujer, cuando ella se puso a los pies de Jesús a llorar, regándolos con sus lágrimas y secándolos con sus cabellos, y besaba sus pies y los ungía con el ungüento. ¡Cuántas cosas dijo en su silencio! El corazón se me estrujó y sentí una profunda necesidad de venir al Señor, como lo hizo ella, reconociendo profundamente que era pecadora, y con esa actitud de humildad, caer a sus pies.  Que mi postura hable de mi arrepentimiento y halle gracia a los ojos de Dios como la halló esta afligida mujer.  Que como ella, no me preocupe el qué dirán, que sólo me importe su perdón.  El corazón de esa mujer quedó transformado por el amor y llegó a ser una criatura nueva, salva, limpia, pura.

 

Vivir habitualmente en pecado no puede ser algo normal en nosotros, el que es nacido de Dios no peca, o lo que es igual, no tiene por costumbre el pecado en su vida, sino que dirige sus paso al camino de la santidad, porque conoce a Dios y le ama, imita a Jesucristo y es ejemplo de los fieles, siguiendo las huellas de los santos hombres de Dios a través de todos los tiempos.

 

Yo quiero habitar al abrigo de Dios

El gran escritor Constancio C. Vigil dijo: “Aun cuando los hombres fuesen menos ingratos, menos injustos, menos mudables, no se debería contar con ellos sino hasta cierto punto. Es el apoyo humano débil caña que se rompe fácilmente.” ¡Cuánta razón tenía! Todos los días escuchamos noticias aterradoras de padres de familia que matan a sus esposas y hasta a sus propios hijos. En este mundo plagado de pecado, no hay garantía de seguridad ni en el hogar.

Muchos piensan que si hubieran nacido de padres ricos estarían muy bien. Pues un hombre nacido de padres ricos en Japón, fue cambiado accidentalmente por un trabajador de la guardería del hospital y ha pasado décadas viviendo en la pobreza. Una familia rica no es garantía de seguridad financiera.

No hay garantía de seguridad en la fama como lo prueban las trágicas muertes de algunas personas célebres, siendo aun jóvenes y estando en buen estado de salud.

Un título de la Universidad de Harvard que se tenía como un documento muy valioso, actualmente no puede garantizar mucho, ya que la escuela está siendo acusada de "inflación de calificaciones".

Más de dos millones de contraseñas de Facebook, Google, Yahoo y otros servicios web han sido robados y publicados en Internet. Y los grupos terroristas se están extendiendo por todas partes. Podríamos desconectar el Internet, pero “un grupo de investigadores alemanes ha desarrollado un prototipo de malware que utiliza señales inaudibles para transmitir de forma encubierta datos confidenciales, incluso cuando las máquinas infectadas no tienen conexión a la Red. El malware, que ha sido creado por investigadores del instituto Fraunhofer de Alemania, utiliza los micrófonos y altavoces integrados en cualquier ordenador estándar y pueden transmitir datos confidenciales a una distancia de 19 metros a una velocidad de 20 bits por segundo”.

Ante todas estas cosas que vemos y escuchamos a diario, sin mencionar los desastres naturales que ocurren y las enfermedades que nos asedian, podemos desanimarnos y deprimirnos, o enfrentar la vida con valor, con fe y con agradecimiento apoyándonos en La Roca inamovible de los siglos, Jesucristo, quien vino a este mundo caído para salvarnos y prometió: “Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”.

En estos día escuchamos la noticia de un hombre que sobrevivió 3 días a 30 metros bajo el mar, tras el hundimiento del barco pesquero en el que trabajaba. Allí en el fondo del Océano Atlántico, aquel hombre rogaba a Dios por un milagro. El cocinero nigeriano sobrevivió gracias a un bolsón de aire que quedó atrapado. Sumergido en agua helada, vestido solo con calzoncillos, Okene repetía el último Salmo que su esposa le había enviado por mensaje de texto: "Por tu nombre, Señor, dame vida". Y el Señor le dio vida. Los otros 11 marineros a bordo del barco, murieron. Este hombre puso su confianza en el Único que podía salvarlo.

Algunos dirán que los fieles también padecen, sufren tragedias y mueren, eso es cierto, pero caminan con seguridad, porque el Señor los guía, viven con sencillez, naturalidad, sinceridad y modestia. Y las consecuencias de esa vida pura son paz, belleza interior, y gozo; el gozo de la salvación que es la armonía del alma con su Creador. Saben que Dios enviará sus ángeles para acompañarles en la hora de dificultad. Entienden que no es la cantidad de dinero que puedan tener, ni lo famosos que puedan llegar a ser, ni que tenga mucha salud… Es la realización de la voluntad de Dios en sus vidas, lo que realmente importa. Y la seguridad de una vida eterna y feliz en la patria del alma, lo que les llena de satisfacción.

“¡Yo quiero habitar al abrigo de Dios y por siempre Su Nombre alabar!”.

Continúa el viaje

“No te rindas que la vida es eso, continuar el viaje, y perseguir tus sueños, destrabar el tiempo, correr los escombros y destapar el cielo.

No te rindas, por favor, no cedas aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se esconda, y se calle el viento, aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños” -Benedetti

            

Continúa el viaje cuando el cansancio te quiera detener, porque “los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán y no se cansarán; caminarán y no se fatigarán”.

Continúa el viaje aunque sientas la crueldad de la soledad; “Y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”.

Continúa el viaje aunque se rompan tus sueños, porque “al que cree todas las cosas le son posibles”.

Continúa el viaje aunque llegue el llanto, porque Él enjugará toda lágrima de los ojos y los pondrá en su redoma.

Continúa el viaje aunque el camino se torne denso, porque Él pondrá una columna de fuego que te guiará. Él es la luz del mundo.

Continúa el viaje cuando el miedo te paralice por las tinieblas de la noche, porque al pasar la noche siempre te encontrarás con un nuevo amanecer; Él es el resplandor de la mañana.

Continúa el viaje aunque el frío se torne insoportable, porque Él te envolverá en su manto de misericordia, y su ternura será tu cobija.

Continua el viaje porque Cristo dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie viene al Padre sino por mí”.

No puedes detenerte, camina con Cristo hacia la meta. Hay que llegar. ¿Te sangran tus pies y tienes el alma deshecha? Abraza las promesas de Dios, pero ¡continúa el viaje!

!Búscale!

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¡Qué importante es sacar tiempo para buscar a Dios! Cuando buscas a Dios de todo tu corazón, ten la seguridad que lo vas a encontrar. El profeta Jeremías dijo: “Me buscaréis y me hallaréis”. Y nuestro amado Salvador nos dijo: “Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y os abriré.”

No tienes que gastar una suma alta de dinero para buscarlo, no tienes que ir a un lugar lejos a encontrarlo, no tienes que hacer nada extraño para encontrar al Señor, sólo venir con un corazón rendido con un deseo ardiente de tener un encuentro con Él. Puede ser que lo encuentres en lo secreto de tu corazón, y vas a notar la diferencia entre lo falaz y lo verdadero.

La mejor forma de buscarlo es en oración. También en la lectura de Su Palabra lo puedes encontrar, o en una alabanza cuando lo adoras con reverencia y te entregas a encontrarlo. En cualquier ejercicio espiritual lo puedes encontrar. El secreto está en buscarle todo el tiempo. En la mañana cuando despunta el alba, cuando cae la tarde, en la quietud de la noche, siempre que lo busques lo vas a encontrar. A veces te vas a sentir que tienes desflecada el alma, el corazón hecho jirones, que estás a punto de desistir de la lucha, pero yo te digo que sigas en la búsqueda, que no te detengas. Él conoce cómo te encuentras, y aunque no tengas fuerzas para hacer ningún tipo de movimiento en Su búsqueda, como Él conoce las intenciones de corazón y sus deseos más recónditos, Él sale a tu encuentro y te deja perplejo por Su merced con que te alivia el alma. Porque Él quiere sanarte, levantarte, alivianar tu carga, Él quiere abrazarte. Su dulzura es tal, que cuando te acaricia vas a olvidar toda la amargura de lo vivido, de lo que el mundo ofrece.

Esa alegría pasajera que te deja en la peor de las situaciones es tan distinta al descanso que Jesucristo le brinda a tu alma, a la quietud que pone en tu espíritu y lo hace subir a las alturas. Es maravilloso nuestro Dios, como dice la letra de este himno que escucharemos a continuación. ‘Búscale, te aseguro que te ira muy bien. Si le buscas hoy, cuenta te dará de que se vive más seguro con Él”.

Amigo que lees, mi consejo para ti hoy es este: ¡Búscale!

El Respeto es la esencia de la vida

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Con los años y como consecuencia de las experiencias, me he dado cuenta que el respeto es algo esencial en nuestra vida. Cada ser es único y está hecho a imagen y semejanza de Dios. Es por eso que merece nuestro respeto y consideración. Cuando nosotros respetamos le damos a la persona un trato amable y cortés. Yo creo que el respeto es la esencia de las relaciones humanas. En cualquier relación, como el trabajo en equipo o en la vida matrimonial, para un trato duradero y efectivo tiene que haber respeto, de lo contrario, la vida se hace insoportable. No podemos despreciar a nadie por su condición ni por su origen, y no sólo a las personas les debemos respeto, sino a todo lo que nos rodea; plantas, animales, a la pequeña hormiga y a la gran ballena; a los ríos, lagos, mares; todo, como parte de la maravillosa creación hecha por Dios, merecen nuestro respeto.

“Respetar es comprender al humilde y al engreído por igual, es comprender al pobre, al rico, al sabio, al ignorante, por pequeño, o grande que sea, es comprender que el ser humano merece nuestra atención, no importando su condición”.

“Qué pobre es el alma aquella que no puede respetar a aquellos que tienen incapacidades físicas. Al basurero, que por sucio y humilde que sea su trabajo, sin él cómo estaría todo lleno de basura. Al engreído, que gracias a él puedes tú evitar serlo. Al furioso, porque gracias a él sabes cómo poderte controlar. Al feo, porque te ayuda a comprender que la belleza se encuentra dentro del alma. Al ignorante, porque así aprendes a apreciar mejor la sabiduría. El respeto es una agradable forma de conducirnos en la vida”.

Querido amigo que lees, estamos en el comienzo de año, que esta sea una de nuestras metas, tratar de cultivar el respeto en nuestros corazones. Qué desagradables encontramos a las personas que toman una forma irrespetuosa como norma de vida. Nosotros poco a poco, con ejercicio constante, hagámonos el propósito de respetar toda la creación de Dios, amándonos los unos a los otros, y esa riqueza interna que no envejece nos llenará de ilusión toda la vida, porque el respeto es la esencia de la vida.