El Engaño

GetAttachment Amigo que lees, ¿alguna vez te has sentido que alguien en quien te apoyabas, a quien creías amar te ha engañado? ¿Te ha mentido, te ha pagado con traición y falsedad? Seguramente que te has derrumbado, que has sentido rencor, enojo, dolor, que no lo has podido creer. Esa persona a quien tú mirabas con amor, ahora se ha convertido en alguien que no conoces, porque no esperabas eso de esa ella, y ahora tu mirada es diferente, cuando lo miras aflora esa fealdad de su carácter, que no conocías cuando la amabas y creías en ella. Qué linda e increíble la encontrabas, ahora su falsedad se te hace insoportable.

Jesús le dijo a Judas: “¿con un beso entregas al maestro?” Después de comer en su mismo plato, de ser su seguidor, de vivir tan cerca del maestro, lo traicionó por treinta piezas de plata. Cuánto dolor lleno de remordimiento tiene que haber sentido Judas, no pudo seguir viviendo, y fue y se ahorco. Él mismo tuvo que haberse despreciado cuando se dio cuenta de esa cualidad que poseía.

Si tú te has sentido así, que te han desgarrado el alma con la traición, con la falsedad, de quien tu no lo esperabas, y te sientes desolado, trata de mantener la serenidad que tuvo el Nazareno, y piensa que nuestra vieja naturaleza está hecha así, con esas características feas y desagradables, y perdona, sigue adelante, pero no permitas que esos atributos que le pertenecen a nuestro enemigo te desfiguren, porque él es engañador y mentiroso desde el principio. Y no hagamos nosotros lo mismo, pensemos cómo duele, y aprendamos de Jesús quien, aunque seamos infieles, Él permanece fiel.

Que se pueda decir de nosotros: “He aquí un verdadero Israelita en el cual no hay engaño.”

Las Maravillas de mi Viaje Misionero

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El miércoles nos llevaron a un lugar llamado el callejón. Está lleno de tiendas a derecha e izquierda, pegaditas unas de otras, cuadra tras cuadra, no tengo idea qué tiempo se necesita para visitar esos callejones. Nosotros visitamos dos cuadras y fue como nada, así es la cantidad de tiendas que hay. Otra cosa que me gustó fueron los precios baratos. Quedé impresionada, fue un tiempo muy agradable para todos.

Teníamos programado el servicio para el jueves en casa de Francisco, más conocido por Paco, así lo llaman su esposa Liz y sus hijos. Nos llevaron los hermanos Eliseo y Pety, y nos estaban esperando con unas exquisitas pupusas Salvadoreñas muy bien preparadas, y en la tarde nos sorprendieron con pescado y carne de fajita al carbón, así como otras cosas, todo fue una delicia total. Sus atenciones eran como la de todos ellos, finas y amables, nos hacían sentir como en casa. No puedo dejar de mencionar al enorme y buen perro que ellos tienen, como es de grande así es de buenote, no molesta, por eso me pude acercar a él, casi logro ser su amiga.

En la noche nos acompañaron en el programa, Noé y su esposa Gilma, con quienes pudimos sentirnos muy bien en las alabanzas y todo lo que presentamos. Gilma y Liz me pidieron algunos consejos y la oración, que con mucho gusto la impartí, donde Dios se dejó sentir grandemente. Tuve la oportunidad de leer algunas de mis inspiraciones y quedamos satisfechas por sentir Su presencia.

Nos despedimos para ir al descanso, porque esa noche nos quedamos ahí con Francisco y Liz.

El viernes viajamos a Sacramento, donde nos estaban esperando el hermano Ricardo Montoya y la querida María, su esposa, así como los demás hermanos que deseaban reunirse con nosotros ese fin de semana. Fue un viaje bendecido y hermoso, pude recrear mi vista con la belleza de la naturaleza, el paisaje más primoroso que se pueda ver. Las montañas más admirables que he contemplado en mi vida, algo perfecto y portentoso. Queríamos llegar a ver los árboles de secuoya, pero no nos fue posible, Dios me lo tiene reservado para otra ocasión. Los viernes son en este tiempo cortos y no queríamos que se nos hiciera tarde. Ese viaje de seis horas en las montañas será algo inolvidable, fui admirando el paisaje en su totalidad y preciosidad inigualable, y en todo tuve que glorificar a Dios. Al regreso, fuimos muy bien recibidos y atendidos con esmero. Esa noche en el programa yo fui la encargada de traer el mensaje titulado: “Tú Decides”, tema sobre el que escribí algo y lo voy a compartir con ustedes.

El sábado dirigí el programa, y Joel predicó un hermoso mensaje acerca de la gratitud. Después de terminado el culto nos estaban esperando deliciosos majares preparados por los hermanos de esa localidad, abundantes y exquisitos y, sobre todo, con mucho amor. Degustamos con buen apetito, y después tuve reunión de damas, donde también nos sentimos llenas del Señor. En todo se notaba la gracia de Dios y Su dirección. La escuela sabática fue amena y quedamos invitados para tomar alimentos en sus casas; una sopa de tortilla preparada por la hermana María, que se distinguió por su exquisitez con la que la preparó.

El domingo siguió el frío y la lluvia que nos habían acompañado desde el viernes, y otra vez esas lindas familias que eran seis en total se unieron para prepararnos alimentos calientitos y deliciosos. Todo el día nos mimaron y atendieron con delicadeza, de lo cual estoy altamente agradecida, no lo podré olvidar. Esa tarde del domingo en el programa de despedida fue otra de las maravillas de mi viaje, por la forma en que se desarrolló la despedida. Hubo lágrimas, ya no nos queríamos separar del querido matrimonio de Eliseo y Pety, que estuvieron con nosotros todo el tiempo, así como esos lindos matrimonios que también se unieron tanto a nosotros, de tal forma que lloraron con nuestra despedida.

Llegamos al aeropuerto con rumbo a Houston, Texas, en un avión moderno y un viaje excelente por la gracia de Dios. Nuestro aterrizaje fue al amanecer, donde nuestras familias nos estaban esperando.

Gracias, queridos amigos del Rincón y lectores, por estar conmigo durante esta breve reseña que les he hecho con gusto acerca de las maravillas de mi viaje misionero.

Las Maravillas de mi Viaje Misionero

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Estábamos tan ocupados, que los días se nos iban veloces. Ya era martes y fuimos a celebrar el programa de oración y testimonio en la casa de Nicolás Cabrales, quien se desbordó en atenciones finas. Amy, una hermana de las que se reunió con nosotros, me llamó para que le hiciera la sanidad divina a su niña, que con mucho gusto se la impartí. El programa lo dirigió Nicolás, y Joel puso música con un pianito que había allí. Me pidieron leer una de mis inspiraciones y la que escogí fue La Melodía del Alma, ya que era noche de gratitud, y en ella hablo de la gratitud perenne que hay en mi alma. Liz, otra hermana que se reunió con nosotros, testificó que ella venía oyendo una alabanza que tenía que ver con mi escrito. Bendije a Dios, porque hasta en las cosas más sencillas Él nos estaba guiando. Joel nos contó una anécdota tremenda de un hombre que era ateo, y por lo tanto no era capaz de reconocer ni darle gracias a Dios, y cuando ya todos testificaron, yo me levanté y dije que yo no quería ser como aquel hombre ateo ingrato, cosa esta que hizo a todos reír. Yo quería decirles que ellos me habían robado mi corazón, con sus formas tan amables y su cariño, a pesar de no conocernos hasta ese momento, pero qué lindo es cuando el amor de Dios nos une, nos sentimos como hermanos de sangre. Quise dejarles en sus mentes y corazones un pedacito de la letra de un himno que para mí ha sido de mucha fortaleza. Dice así:

“¿Por qué tengo dudas? Si nada es imposible para ti

¿Por qué estoy triste? Si nada es imposible para ti

¿Por qué tengo miedo? Si nada es imposible para ti

Tú te hiciste hombre, porque nada es imposible para ti”.

Cuando termine de dar mi gratitud y hablar de este hermoso himno, algunas personas fueron muy bendecidas y me lo agradecieron pidiéndome la oración. Una señora muy conmovida me dijo que presentáramos a su hijo en nuestras oraciones, su nombre es Jaime Cabrales y espero que todos los que quieran unirse en oración con nosotras lo hagan también por este muchacho que no tiene libertad, y su sufrimiento ha de ser terrible, así como el toda su familia.

Nos despedimos para ir al descanso y recibir un nuevo día.

Continuará…

Las Maravillas de mi Viaje Misionero

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 El lunes fuimos a visitar al matrimonio Filiberto y Juanita Sotolongo, conocidos por el apóstol desde hace muchos años. Nos recibieron con una alegría enorme. Sotolongo es un señor de ochenta y siete años y pareciera que tiene sesenta, por el espíritu vivo que lo mueve y su carácter jovial. Nos brindó unos exquisitos cascos de guayaba hechos por él, con queso y galletas. Es un profesional en repostería y la mermelada de guayaba que preparó es más sabrosa que las que yo he comprado. Allá en Los Ángeles abundan las matas de guayaba, donde quiera se ven tan cargadas de sus frutos que los gajos se doblan. A mí me encantan. Él fue al patio y me llenó una bolsa de guayabas. ¡Qué sabrosas estaban! Con un olor que invitaba a cualquiera a probarlas. Al rato de estar con ellos llegó su hija Esther. Nos saludó con mucho cariño y nos contó parte de su vida, que yo les contaré en breve:

Cuando ella llevaba unos años de casada, con dos niños pequeños, compraron una casa. Un día, estando acostada en el sofá en la sala, mientras sus hijos jugaban, tocaron a la puerta. Cuando su esposo abrió, le dispararon y murió, dejándola viuda con sus dos hijos, y viéndose forzada a mudarse. Más tarde se entera que en la cárcel habían unos hombres que parece tenían problemas con el dueño anterior de la casa que ella y su esposo habían comprado. Esos hombres le habían pagado a alguien para que asesinara al dueño de la casa. Ellos, sin averiguar si era o no el señor quien vivía en la casa, fueron y mataron al esposo de Esther, pensando que era el señor que buscaban. Aquella equivocación de unos asesinos, hicieron que ella y sus pequeños presenciaran ese crimen atroz, se quedaran sin su esposo y sin padre. Es una historia de la vida real desgarradora. La policía le pidió a ella que cambiara su identidad para su seguridad. Ella tenía un lindo y abundante pelo que se tuvo que cortar para lucir diferente, por si ellos regresaban a matarla a ella, ya que pensaban que podía identificarlos. Imagínense el sufrimiento y miedo de Esther. Ya hace años de eso, pero su hijo mayor, a consecuencia de eso, tiene un enorme trauma que le ha afectado en su vida y no ha podido superar, y ella pide nuestras oraciones. Yo le prometí que lo íbamos a hacer a través de nuestro Rincón de Amistad. Les pido que nos unamos en oración por este joven, cuyo nombre es Steve Ochoa. Oremos con carga, para que él reciba la salud mental que necesita. Unidos tendremos la victoria, sabemos que Dios tiene poder para aliviar esa mente afligida. Antes de irnos de su casa, el apóstol hizo una hermosa oración y nos despedimos.

La vida sigue, y fuimos a visitar la fuente bailarina, que está en un parque iluminado, y aquello fue tan encantador, que subiendo los pies en el lugar, en el momento, como si nos estuvieran esperando, comenzó una preciosa música, y el agua comenzó a subir en diferentes formas, en un baile seductor. Aquello era maravilloso. Esa noche estaba muy fría y no pudimos quedarnos más tiempo ahí. Seguimos al aeropuerto a dejar al apóstol que ya regresaba a su lugar.

Continuará…

Las Marvillas de mi Viaje Misionero

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El domingo al amanecer, como Isaac y Armandito ya iban de regreso a sus lugares, los quisieron llevar a ver el gran barco de Queen Mary, de Long Beach en Los Ángeles, California, y yo aproveché y me fui con ellos. Tuvimos una hermosa mañana en ese inmenso barco. Dentro hay un hotel y tiendas, y es en verdad un tesoro histórico. Tanto ha dado de qué hablar, por sus enormes encuentros con fantasmas, que hoy es uno de los lugares más famosos del mundo, por sus embrujos, y hay testimonios espeluznantes, que Jessy, nuestro guía, nos contaba. Nosotros la pasamos de maravilla, aprendiendo y mirando sus salones, el de la reina, y todo lo demás que lo hace tan interesante.

Se nos fue rapidito el tiempo y salimos para el hotel, donde se celebraría el programa, que fue muy especial, con hermosas alabanzas que elevaron nuestro espíritu, palabras de despedidas y, al final, un hermoso mensaje por el Obispo Antonio Miranda, que nos dejó un sabor agradable, por la suavidad de sus palabras.

Habiendo terminado, comimos juntos otra vez, y se reunieron los hermanos de esos lugares para tener acuerdos necesarios con los principales.

Terminada la reunión, salimos con el apóstol Cecilio para el lugar de Observación, para que se recreara con el paisaje de Los Ángeles, desde las alturas, y pudiera contemplar los planetas y todo lo que allí se puede ver. Dios le ha dado al hombre inteligencia para que pueda descubrir cada vez más, aunque el universo esconde miles de misterios. Tuvimos la buena suerte de que en ese momento iban a hacer una presentación de cómo han ido descubriendo, a través de los años, los astros y galaxias. El joven que hablaba lo hacía con gracia y una excelente voz que nos dejó impresionados. Los asientos eran tremendamente cómodos y pudimos disfrutar, muy atentos, de todo lo que presentaban. Desde los primeros telescopios que el hombre ha inventado hasta lo más reciente de la ciencia con todos sus descubrimientos. Pudimos ver la Luna en su constante giro alrededor de la Tierra, es sencillamente algo admirable, así como el cielo con sus innumerables estrellas. Después fuimos a la parte baja del edificio, donde tienen en exposición todos los planetas, para que podamos ver sus formas y nombres. Algunos preciosos, como Saturno, que está rodeado por ese elegante anillo. A mí me llamó mucho la atención, porque se destaca con elegancia. Nuestra Tierra es tan pequeña delante de todos, es como un grano de arena en un espacio infinitamente extenso. Nuestro planeta, uno de los más pequeños, y pensar que es el que reúne esa serie de condiciones: atmosfera, agua y la capa magnética que nos protege de los rayos letales del Sol. Todas esas condiciones imprescindibles para la vida. Eso nos lleva a decir que hay un Creador a quien debemos rendir honra y gloria, porque su capacidad no tiene límites, porque Él es más grande que el mismo universo, que tanto nos impresiona.

Esta es una de las Maravillas que el Señor me tenía guardada para mi recorrido, por lo que tengo que alabar Su nombre, porque Él nos da más de lo que nosotros podemos imaginar. No había siquiera pensado que iba a disfrutar de todas estas observaciones de nuestro mundo, y eso se lo agradezco a mi querido pastor Joel, quien puso empeño para que yo me gozara en este mi viaje misionero.

Continuará…