-Por Deily Mondéjar
«Mozo fui y he envejecido; Y no he visto justo desamparado, ni su simiente que mendigue pan.»
Aunque yo no he envejecido mucho, puedo contarles muchas experiencias de lo maravilloso que ha sido Dios en mi vida. Hoy el Obispo Benjamín Cárdenas predicaba un poderoso mensaje acerca del servicio a Dios y mencionó esta preciosa Escritura. Y vino a mi mente, hace más de un año ya, cuando el Apóstol Joel Mondéjar enfermó, mi esposo tuvo que ausentarse del hogar por casi cuatro meses para estar junto a su queridísimo padre en los momentos más difíciles de este proceso de su enfermedad. Le extrañábamos mucho, pero sabíamos que debía estar allí. Durante todos esos meses el Señor nunca nos abandonó, siempre estuvo ahí dándonos Su mano y abundantes bendiciones. Nunca podré olvidar y agradecerle por esos ángeles que Él enviaba diariamente, pero hoy quiero contarles acerca del «ángel de los 90».
Le llamo así pues este hermano se aparecía a mi puerta cada viernes (en la ausencia de mi esposo) con una ofrenda de 90 dólares. ¡Qué bendición tan grande! No podía hacer otra cosa, aparte de darle mil gracias, que tirarme de rodillas y dar gracias al cielo y bendecir el nombre de Dios por este ángel de los 90. A veces le decía a algunas personas en juego que me sentía muy feliz pues había más dinero en mi cartera o en mi bolsa que cuando estaba mi esposo en casa.
Hace poco, este hermano, mientras pasábamos otra prueba, fue a visitarme al hospital, enviado por Dios, nuevamente con otra bendición especial. Así podría pasar mucho tiempo contando las bendiciones que de Dios hemos recibido durante todos estos años de vida. Pero quiero hoy especialmente recordar a este hermano Lara y su familia por tantas acciones de bondad hacia sus siervos y decirle que Dios tiene anotado en Su libro cada una de las obras de amor que aquí en la tierra han hecho y serán recompensados con creces aquí, y allá en el reino de los cielos donde el Señor le dirá: » Bien, buen siervo y fiel, sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré entra en el gozo de tu Señor» No olvidemos que aquí en la tierra hay ángeles que el Señor envía para socorrernos en los momentos de más necesidad. Gracias a Dios por enviarte «ángel de los 90».