No hay nadie como Tú

Todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre: Si hay virtud alguna, si alguna alabanza:

 EN ESTO PENSAD

Dejando tu trono de gloria no estimaste ser igual a Dios como cosa a qué aferrarte, sino que te despojaste de toda tu grandeza, tomando forma de siervo, y viniste a este mundo, hecho semejante a los hombres, y estando en la condición de hombre te humillaste a lo sumo, haciéndote obediente hasta la muerte, ¡y muerte de cruz! Viniste a morir por mí siendo yo un vil pecador. Por eso digo: “No hay nadie como Tú”.

Te compadeces del que sufre.  Al triste consuelas, sanas a los enfermos, le das fuerzas al que no las tiene, extiendes tu mano amorosa al que se está hundiendo en las aguas de este mundo cruel.  Por eso digo: “No hay nadie como Tú”.

Cada vez que contemplo extasiada una puesta de sol, cuando veo esas montañas blancas por la nieve que las hace lucir más bellas aún de lo que son. Y qué decir de la belleza de una rosa, o de una orquídea, de las plantas en general. Cuando hay una noche oscura y elevo mis ojos al cielo y vislumbro la belleza de las estrellas, tengo que exclamar: “No hay nadie como Tú”.

Sé que no puedo hacer algo para pagar todo lo que me has regalado con la belleza de la creación y con el regalo más grande que me has dado, como lo es la salvación de mi alma.  Solamente me queda rendirme ante ti, poner a tus pies mi vida entera para que la uses como Tú quieras.

Estoy maravillada de tu grandeza, sumamente agradecida por tu amor.

¿Quién como Tú Jehová, entre los dioses, quién como Tú, magnifico en santidad, terrible en loores y hacedor de maravillas?

¡Oh, Jehová Señor nuestro!  ¡Cuán grande es tu nombre en toda la tierra!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *