NUESTRA META ESPIRITUAL, EN FAMILIA

meta

ENFOQUE
En mis años de trabajo en el campo de las finanzas, aprendí algo muy importante, algo vital que fue esto: Si he de salir victorioso en cualquier empresa que decida iniciar, necesito tener Enfoque.
Si mi meta es la de triunfar, no importa en qué campo decida hacerlo, debo de tener una clara y definida visión de lo que mi objetivo debe de ser. Debo tener una visión clara de lo que quiero alcanzar, una idea clara de dónde es que quiero llegar. Pues si no sé dónde quiero llegar, ¿Cómo he de llegar?
Una de las preocupaciones actuales en el mundo de los negocios es exactamente esa; La necesidad imperiosa de tener una visión clara de donde se quiere llegar. Es por esto que estas compañías llevan a cabo estudio tras estudio, proyección tras proyección, y usan cautela y prudencia al hacer sus decisiones, pues de eso dependerá el triunfo o la derrota de sus planes y proyectos.

PROPÓSITO
Esto es también cierto en nuestra vida Cristiana, ya sea en conjunto con nuestra Iglesia, con nuestra familia o en nuestra vida personal. El triunfo dependerá del conocer dónde nuestro enfoque está puesto, la claridad de nuestras metas y nuestro deseo de alcanzarlas.

¿Cuáles son tus metas? ¿Cuál es tu propósito? ¿Por qué estás aquí? ¿Has definido tus objetivos para con Dios?
Si miraras atrás, al comienzo del camino que un día tomaste, ¿Podrías decir con honestidad que estás dónde soñabas estar en este momento en tu vida? ¿Has crecido lo suficiente espiritualmente conforme a tus metas? ¿Has dado todo de ti para la causa de Dios? Oh acaso te has estancado en el camino o has abandonado alguna de tus metas, algunas de aquellas que un día abrazaste fielmente?

Solo tú puedes contestar esa pregunta, solo tú tienes la respuesta. Más entiende algo; no importa cual sea la respuesta a estas preguntas, estas deben de estar basadas en el compromiso que diste un día cuando lo dejaste todo por seguir a tu señor.

COMPROMISO
¿Oras a Dios sin cesar? ¿Ayunas con frecuencia? ¿Predicas el mensaje de salvación? O no dedicas suficiente tiempo a la oración? No te sientes fuerte para ayunar? ¿ O te excusas para no predicar?
Hermano, la oración, el ayuno y la predicación son herramientas que nos darán el triunfo en nuestra vida espiritual, en nuestra vida familiar y en nuestra vida en la Iglesia del Señor.

Si hemos abandonado algunas de nuestras metas, si las hemos dejado atrás; comprometámonos nuevamente y enfoquemos nuestra vista en lo que es importante  y tomemos nuevamente estas metas en nuestras manos. Juntos, cuál familia de Dios podremos llegar a nuestro destino; apoyándonos unos a otros, luchando hombro con hombro, mano a mano, enfocados en nuestra meta, en nuestro objetivo, en el blanco que es Cristo, solo así llegaremos como una sola familia, una familia que ama a Cristo y a su obra.

Recuerda: Una vara sola, fácilmente se quiebra; pero cuando muchas están juntas, estas son tan fuertes como el acero.

Que Dios reciba la honra y la gloria.

-Nelson Baires

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