Acerca del tiempo del fin

P. Siento que la venida del Señor está ya muy cerca. ¿Me pueden decir qué creen acerca de todos los acontecimientos a nivel mundial, por ejemplo, los terremotos en distintas partes, los saltamontes que están invadiendo países enteros, el coronavirus, la degradación de la sociedad, entre otras cosas, y relacionarlo con lo que el Apocalipsis describe? Cuando veo todas estas cosas me parece que estoy viendo el Apocalipsis manifestándose en la realidad actual.

R. Hola amiga. Gracias por la pregunta. El tema de los últimos tiempos es algo muy controvertido. Mucho se ha escrito y enseñado al respecto. También ha habido mucha irresponsabilidad a la hora de exponer dichas enseñanzas, y por eso hay muchas iglesias que prefieren mantenerse al margen y no tocar el tema, para no ofender o para no alentar contiendas. Creemos que eso es un error, ya que nuestra redención está en nuestra esperanza de gloria: Cristo, y Su segunda venida.

Es verdad que todos sentimos que la venida del Señor se acerca a pasos agigantados, y creo que en eso no nos equivocamos. No obstante, no vemos una relación directa con las cosas que están sucediendo y el Apocalipsis. Lo decimos porque en el Apocalipsis todo comienza a partir del rollo con siete sellos que el Señor va abriendo uno a uno, el primero de los cuales revela a quien creemos ser el anticristo. Mientras no sepamos de la existencia de ese ‘inicuo, hijo de perdición’, a quien el Señor destruirá con el ‘espíritu de Su boca’ en Su segunda venida, no podremos relacionar estos sucesos con los siete sellos del Apocalipsis.

Lo que sí creemos es que estas cosas las hace Dios para despertar a muchos, sirven como un presagio de lo que ha de venir, para que las personas regresen al temor de Dios, se arrepientan y crean en Jesucristo.

El Apocalipsis no se puede entender sin antes leer las profecías del Antiguo Testamento, a las que apunta en casi todas sus descripciones del fin. Te sugerimos leerlas detenidamente y en oración. No creas ciegamente a todo lo que digan los libros o al sensacionalismo que hoy día abunda en la Internet. Oración, lectura de la Escritura y algunos libros de comentarios pueden ayudarte.

Para concluir, te diremos qué es lo que no aceptamos, porque no lo vemos en las Escrituras:

No aceptamos el dispensacionalismo pretribulacional; la creencia que Jesucristo vendrá de manera invisible para ‘arrebatar’ a los redimidos y llevárselos al cielo antes de Su segunda venida.

No aceptamos ninguna de las creencias preteristas; la creencia que todas las profecías ya se han cumplido.

No aceptamos el amilenialismo; la creencia que estamos actualmente viviendo el tiempo de los ‘mil años’ de los que habló Juan en Apocalipsis 20. Ellos niegan que haya un reinado de mil años de Cristo en la tierra a partir de Su segunda venida.

No aceptamos el postmilenialismo; la creencia de que Cristo vendrá después de los ‘mil años’ y las cosas irán mejorando con el tiempo hasta llegar el momento en que el mundo estará, en su mayoría, cristianizado y recibirá al Señor en el aire para que reciba a Su iglesia.

Nosotros creemos en el premilenialismo, la creencia de que Cristo vendrá antes de los ‘mil años’ y establecerá Su reinado aquí en la tierra, desde la ciudad donde está el Nombre de Jehová: Jerusalén. Ese reinado durará mil años, durante los cuales Satanás y los suyos estarán atados en el abismo, y después de los cuales será nuevamente suelto, engañará a muchos y hará guerra contra Cristo y los suyos. Luego descenderá fuego del cielo y los consumirá y Satanás y los ángeles caídos serán echados en el lago de fuego y azufre.

No alegorizamos las Escrituras, ni las interpretamos de tal manera que se acomoden a nuestros esquemas tradicionales. Las entendemos tal y como ellas nos lo declaran. Sin complicar las cosas. Si eso hubieran hecho los discípulos que iban en el camino a Emmaús, se habrían ahorrado que Jesús les dijera “insensatos y tardos de corazón para entender lo que los profetas han dicho”.

Por último, no hay necesidad de apesadumbrarse, sino sólo en cuanto a la preocupación que nos causan las personas a quienes amamos y no andan con Jesús. Es tiempo de ayuno y oración, pedir incansablemente por ellos, y hacer todo lo posible por sembrar la semilla del evangelio en sus corazones, para que Dios dé el crecimiento. Esa debe ser nuestra mayor preocupación, no los desastres naturales ni las pandemias. En el mundo tendremos aflicción, pero vamos a confiar, porque Jesús ha vencido al mundo.

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