El gran escritor Constancio C. Vigil dijo: “Aun cuando los hombres fuesen menos ingratos, menos injustos, menos mudables, no se debería contar con ellos sino hasta cierto punto. Es el apoyo humano débil caña que se rompe fácilmente.” ¡Cuánta razón tenía! Todos los días escuchamos noticias aterradoras de padres de familia que matan a sus esposas y hasta a sus propios hijos. En este mundo plagado de pecado, no hay garantía de seguridad ni en el hogar.
Muchos piensan que si hubieran nacido de padres ricos estarían muy bien. Pues un hombre nacido de padres ricos en Japón, fue cambiado accidentalmente por un trabajador de la guardería del hospital y ha pasado décadas viviendo en la pobreza. Una familia rica no es garantía de seguridad financiera.
No hay garantía de seguridad en la fama como lo prueban las trágicas muertes de algunas personas célebres, siendo aun jóvenes y estando en buen estado de salud.
Un título de la Universidad de Harvard que se tenía como un documento muy valioso, actualmente no puede garantizar mucho, ya que la escuela está siendo acusada de "inflación de calificaciones".
Más de dos millones de contraseñas de Facebook, Google, Yahoo y otros servicios web han sido robados y publicados en Internet. Y los grupos terroristas se están extendiendo por todas partes. Podríamos desconectar el Internet, pero “un grupo de investigadores alemanes ha desarrollado un prototipo de malware que utiliza señales inaudibles para transmitir de forma encubierta datos confidenciales, incluso cuando las máquinas infectadas no tienen conexión a la Red. El malware, que ha sido creado por investigadores del instituto Fraunhofer de Alemania, utiliza los micrófonos y altavoces integrados en cualquier ordenador estándar y pueden transmitir datos confidenciales a una distancia de 19 metros a una velocidad de 20 bits por segundo”.
Ante todas estas cosas que vemos y escuchamos a diario, sin mencionar los desastres naturales que ocurren y las enfermedades que nos asedian, podemos desanimarnos y deprimirnos, o enfrentar la vida con valor, con fe y con agradecimiento apoyándonos en La Roca inamovible de los siglos, Jesucristo, quien vino a este mundo caído para salvarnos y prometió: “Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”.
En estos día escuchamos la noticia de un hombre que sobrevivió 3 días a 30 metros bajo el mar, tras el hundimiento del barco pesquero en el que trabajaba. Allí en el fondo del Océano Atlántico, aquel hombre rogaba a Dios por un milagro. El cocinero nigeriano sobrevivió gracias a un bolsón de aire que quedó atrapado. Sumergido en agua helada, vestido solo con calzoncillos, Okene repetía el último Salmo que su esposa le había enviado por mensaje de texto: "Por tu nombre, Señor, dame vida". Y el Señor le dio vida. Los otros 11 marineros a bordo del barco, murieron. Este hombre puso su confianza en el Único que podía salvarlo.
Algunos dirán que los fieles también padecen, sufren tragedias y mueren, eso es cierto, pero caminan con seguridad, porque el Señor los guía, viven con sencillez, naturalidad, sinceridad y modestia. Y las consecuencias de esa vida pura son paz, belleza interior, y gozo; el gozo de la salvación que es la armonía del alma con su Creador. Saben que Dios enviará sus ángeles para acompañarles en la hora de dificultad. Entienden que no es la cantidad de dinero que puedan tener, ni lo famosos que puedan llegar a ser, ni que tenga mucha salud… Es la realización de la voluntad de Dios en sus vidas, lo que realmente importa. Y la seguridad de una vida eterna y feliz en la patria del alma, lo que les llena de satisfacción.
“¡Yo quiero habitar al abrigo de Dios y por siempre Su Nombre alabar!”.
Yo también quiero habitar al abrigo de Dios, no hay lugar mejor que estar guardado bajo el amparo de nuestro amado Señor, gracias por este buen alimento he sido muy bendecida con este contundente manjar en esta bella mañana, la única seguridad que tenemos en este mundo que rueda por el precipicio es estar cuidados por Dios.
Besitos