Joven, en este mes de la Jornada Juvenil 2011, se te está haciendo un llamado para que abras las alas de la obediencia y la fe y despegues el vuelo con el soplo del Espíritu a los lugares más altos. No te conformes viviendo en las partes bajas; en las alturas se vislumbra mejor el panorama. Hay muchas interrogantes en tu vida, y es en las alturas donde encontrarás las respuestas, porque es allá, en lo alto, donde siempre brilla el sol, y vas a tener una clara apreciación de lo que Dios te tiene aparejado. Las tormentas, el orgullo, la soberbia, cualquier tipo de complejos, los deseos insanos quedan abajo, los obstáculos, que eran enormes cuando, estés en la altura los vas a ver pequeños.
En los altibajos de la vida muchos se sienten desanimados y piensan en volver atrás, pero la única solución se halla elevándonos a través de una vida llena del Espíritu Santo. Joven, atiende al llamado, estar en las partes bajas es muy peligroso. El apóstol Pablo llama a las personas que se mantienen en las partes bajas carnales, porque a poca altura se rompe el hilo de la comunicación con el Señor, y se destruye el deseo de luchar por alcanzar la santidad, que es una necesidad para ver al Señor. A poca altura la atracción del mundo es fuerte, y hay peligro de caer; los obstáculos se ven grandes y pueden ser entorpecidos nuestros sentidos al enfrentarnos a las tentaciones.
El Apóstol le aconsejaba al joven Timoteo: “Huye también de los deseos juveniles; y sigue la justicia, la fe, la caridad, la paz con los que invocan al Señor de puro corazón. Pelea la batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual así mismo somos llamados, habiendo hecho buena profesión delante de muchos testigos”.
Joven, con cada noble acción que realices, cada vez que no cedas a los deseos mundanos, vas elevándote a las alturas. Si perdonas, si amas, si te guardas en limpieza, tu vuelo será cada vez más alto. Levanta tu mirada y te abrazará el amor. No dudes, todo será posible si puedes creer.
Joven, extiende tus alas y vuela más alto.
Tu hermana, al pie de la cruz,
Merari Martínez
Querida Merari, ¡qué sanos consejos para los jóvenes, y para los que no lo somos tanto ya! Porque me parece que eso nos viene bien a todos. Dios bendiga a nuestra juventud que se esfuerza, y le dé fuerzas a los que están debilitados, y regrese al hogar a los que se han apartado, para que juntos, podamos gozarnos mientras nos elevamos buscando esa perfección que Dios demanda de cada uno. Gracias por compartir esta preciosa reflexión y este llamamiento a ser mejores. Besitos