-Por Ronald Ramírez
Me ciñe el recuerdo sin nostalgia
Brota un orgullo santo y mesurado,
Que al abrir mi alma hacia las gentes
Veo sanidad en el corazón herido.
Brecha dispongo en áridas veredas
Las rocío con aguas cristalinas
Para ver la esperanza florecer,
Y el iluminar del alma abatida
Así percibo en la mirada del necesitado
Un baño de óleo teñido de alegría.
Ver marchar entre espesuras
Miedos y tormentos desenvueltos
Heridas crueles disipadas
Por el perfecto amor
Hoy renovado.
Comprendo un poco en el silencio
El por qué de la divina providencia
Que el dolor es necesario
Para ver de frente el gozo eterno
Que no está más lejano que las nubes
Sino en la verdadera convivencia.
¡Oh cómo me llena!
Saber que el corazón que estuvo afligido
Duerme seguro en el regazo de los tiempos
¡Con su copa rebosante!
Holgada en paz y fresco aliento,
¡Eso me llena! ese es mi sello,
Mi propósito divino!
Hermano Ronald, muy buenos sus versos. No hay nada más hermoso que ir por el mundo ayudando a sanar las heridas e iluminando al alma abatida. Gracias por compartirlos con nosotros. Esperamos que siga enviándonos sus contribuciones.
Dios le bendiga