Cuentan los antiguos que una vez, hace muchos años, cayó una estrella del cielo. Fuera de su entorno natural vagó errante por nuestro planeta Tierra, buscando la manera de volver a estar en lo más alto de la bóveda celeste.
Pero el tiempo fue transcurriendo, pasaron meses y la estrella se desesperaba y entristecía cada vez más debido a su infortunio. En su desesperanza gritó con todas sus fuerzas al cielo pidiendo ayuda y entonces, la suave brisa le susurró la respuesta:

-Busca un ángel en la tierra y alcanzarás el cielo.
La estrella buscó y buscó por cada rincón, preguntó a cada ser que encontraba, pero ninguno le pudo dar la respuesta. Asustada observó como su brillo se iba apagando y cada vez era más opaca, ¡pronto moriría sin remedio!
De repente, oyó un suave llanto, se acercó curiosa por saber quien sentía ese suave dolor. Una hermosa criatura sollozaba sobre una suave manta blanca. La estrella se quedó paralizada, esa niñita tenía un brillo tan especial que cegaba sus ojos, encantada se dio cuenta de que ella era el ángel que buscaba, sintió un sentimiento de amor que la inundaba y su brillo aumentó paulatinamente. Rebosante de alegría la estrella decidió quedarse a su lado y ser el brillo especial de aquel ángel y, con el tiempo, volver a brillar en la inmensa bóveda celeste.
La estrella tomó el nombre de aquella niña, Zandra Morales Pérez, y vivió a su lado cada año de su vida. Hoy, veintisiete de agosto, se cumplen cuarenta y nueve años desde que esa estrella camina por el mundo, gracias a Dios, irradiando luz a aquellos que la rodean. Y nosotros, su esposo y sus hijos, somos los grandes afortunados de vivir bajo el amparo de ese ángel. Zandra, mi madre, quien lleva cuarenta y nueve años dando amor, siendo hija, esposa, madre y amiga, consejera, luz en nuestra inseguridad. La guía que Dios puso en mi camino, mi ejemplo a seguir.
Hoy, muchos te felicitaran, pero un solo hombre dará gracias a Dios por ese nuevo año que te da, solamente dos niños celebrarán estar a tu lado un año más de vida y juntos orarán para que sea un año lleno de bendición, de amor y alegría.
No podemos regalarte todo el oro del mundo, pero te damos todo el amor de nuestro corazón. Y juntos, te deseamos un Feliz Cumpleaños, y ¡que cumplas muchos más!
¡FELICIDADES!
-De Paco, Juan Francisco y Yeri